Si creen que lo que hablé en el post anterior es una paja loca, miren lo que un Kenbei de 18 años me acaba de enseñar. Esta historia la comencé a escribir recién llegando a vivir en un país nuevo, y algunos de mis amigos la han disfrutado. El personaje, un viejo setentón, duda de sí mismo al igual que dudo yo, y una voz le contesta:
"¡El poder no muere, Strago Verdi! – le decían las voces, moviendo algo dentro de su alma que hacía muchos años que le angustiaba – ni envejece. La propia vida se acaba cuando dejamos de creer que podemos hacer algo. Mientras haya sangre en tus venas, tú puedes cambiar este mundo. Quizá sea muy tarde cuando logres entenderlo, pero al hacerlo, aunque sea por un instante, estarás complacido."
Saquen sus propias conclusiones, yo he sacado las mías.
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