lunes, 12 de julio de 2010

Subiendo al ático


¿Que cada cuánto subo a este lugar donde se acumulan mis polvorientos pensamientos? Definitivamente no tanto como pudiera ni tanto como quisiera. Pero que no quepa duda de que no lo olvido, ya que hacerlo sería olvidarme a mí mismo. Al fin he encontrado un momento de silencio donde puedo montarme en la escalerilla y ascender a este oscuro ático de tablones rechinantes y barrocas telarañas a ver qué cachivache saco de los cajones inútiles de mi memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario