Mientras sea sólo frases,
estatuas y cuadros viejos,
Simón Bolívar no es más
que un simple atrapapendejos.
Ha llegado ya el momento,
nos lo pide por favor,
de pensar con fundamento y
liberar al Libertador.
¿De qué lo liberaremos?
Del mito, la estatua falsa,
esa que lo convierte
en títere de ignorancia.
¡Basta ya de catecismo
patriota y nacionalista!
Estudiemos a Bolívar,
con oído, mente y vista.
Sólo así podremos ser
- y esto será en su honor-
un pueblo realmente libre:
el pueblo del Libertador.
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