domingo, 20 de abril de 2014

¿Me llamaría cristiano?

"No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros." (Mateo 7:2)

Podría llamarme cristiano cuando obro sin egoísmo, buscando ayudar a mi prójimo e intentando con mis acciones crear un mundo mejor. Me llamaría cristiano cuando busco entender al que me ataca y trato de conseguir una salida pacífica de mis conflictos. Podría también llamarme cristiano si no permito que mi ego me haga creer mejor que los demás, si creo que un carpintero podría tener tanta o más razón que un sacerdote o un emperador.

Podría llamarme cristiano cuando comparto un trozo de pan y un poco de vino con un amigo hambriento. Me podría llamar cristiano cuando los problemas de la humanidad atormentan mi descanso, y me angustia que nunca podamos entendernos. También me llamaría cristiano cuando señalo sin temor lo que considero injusticias del mundo, aunque se me acuse de loco o hereje.

No me llamo cristiano porque no creo que todos nacemos en pecado ni que hay una sola verdad, inmutable, incuestionable y excluyente. No me llamo cristiano porque no creo que toda la miseria humana sea parte de un plan divino de un dios caprichoso que exalta la privación y el sufrimiento como la única manera de encontrarlo. No me llamo cristiano porque no pretendo que mi fe sea la única portadora de la verdad, ni creo en que una sola fe encierre todas las verdades de la existencia.

Tampoco me llamaría cristiano, porque resiento la pompa y circunstancia de una religión más ocupada en construir templos y adoctrinar feligreses que en crear pensadores libres y de valor para un mundo necesitado en aceptación y tolerancia. No me llamo cristiano porque dudo mucho que el cielo sea un sitio que refleje la burocracia de las mentes humanas y que dios se ocupe más de ver a cuántas misas hemos ido que de cuántos niños no han comido en el mundo o mueren en las guerras. No me llamo cristiano porque no considero maligno a lo diferente, ni temo a que el paso del tiempo nos descubra nuevas verdades sobre nuestro lugar en el universo.

No me llamo cristiano porque no creo que para ser buena persona se tenga que ser religioso. No me llamo cristiano porque lo más importante de las enseñanzas de Jesús no está en cómo nos llamemos ni qué o cuántos rituales practiquemos, sino en lo que hagamos por ayudar a la humanidad a salir de los laberintos en donde aún deambulamos.



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