martes, 17 de julio de 2012

Oda a la Maldición


Me causa espanto y horror
Cuando las cosas van mal,
Tenerme que consolar
Diciendo “puede ser peor”.

“Ingrato” llaman a aquel
que maldice circunstancias
Que según las mentes rancias
no tienen nada de cruel.

¡Qué miseria toleramos
Por no querer admitir
Que en este ruin existir
En el caos nos revolcamos!

Si maldecimos ¡ay, Dios!
Nos castigarán los santos,
Nos llevarán los espantos
Y la Muerte con su hoz.

Yo les digo, francamente,
Que prefiero maldecir
A estar callado y morir
De una arrechera inminente.

No pregunten

...

miércoles, 21 de marzo de 2012

La tragedia popular


Kony por aquí, Kony por allá, 

¿Y qué opinan de la miseria que a nuestro lado está?

Que la realidad es terrible, jamás lo voy a negar.
Pero toda esta farándula es también calamidad.

De repente todo el mundo se pareció preocupar
por lo que les enseñaba cierto video viral.
"¡Qué buena gente del mundo, qué gran solidaridad!"
Pero analicen a fondo lo que sucede en verdad:

Creer que con un clic basta,
que con todo va a acabar.
¡Qué humanidad tan ingenua,
ahogada en banalidad!

La guerrilla colombiana también suele reclutar
a niños que con veneno logran adoctrinar.
¿Dónde está la iniciativa, el video, el documental?
¿Por qué unos y no otros ganan popularidad?

Parece más glamoroso de tierras lejanas hablar
al referirse a tragedias, a la gran crisis global.
El niño que huele pega limosna nos pedirá
y le diremos "¡no jodas!" comiendo en un restaurant.

Son demasiados los niños
que aprenden a disparar
en Uganda y en Colombia,
¡en tu pueblo, en tu ciudad!

Aquí mismo en Venezuela, no hace mucho tiempo atrás
a una pila de niñitos pudieron fotografiar
sosteniendo unos fusiles, cual guarnición militar;
¡encapuchados de odio antes de saber sumar!

Con historias invisibles el mundo se puede llenar:
gente que vive en las sombras hay en cualquier lugar.
La gran tragedia del mundo, su gran tragedia moral
la tenemos muy cerquita, pero no es tan popular.

La diferencia, amigos míos, se puede y debe crear,
pero empezando en ti mismo, tu grupo o comunidad.
Sólo así - creo - lograremos a la violencia acabar,
y lograr que el mundo sea quizá un mejor lugar.

No les discutiré nunca que a África hay que ayudar:
al desgraciado de Kony es necesario atrapar.
Pero mi punto preciso se lo vuelvo a enfatizar,
que muchos malentendidos se pueden así evitar:

La cadena de violencia, la plaga ruin de maldad,
no comienza ni termina por ningún particular.
Es una lucha muy larga que no podemos pensar
que se pelea por Facebook, desde la comodidad.

Insisto: son demasiados
los niños de la actualidad,
que disparan metralletas
y nunca han tenido un hogar.


lunes, 19 de marzo de 2012

¡Ay, José! ¡Yo qué sé!

Yo te digo, San José, que, honestamente, no sé.

Hoy se celebra tu día
to'el mundo te dice queré,
pero después de mañana
olvidaíto te veré... 

Es que la gente es muy pía
por brejetera y cliché,
de ti poco o nada saben:
¡y te fingen conocé'! 

Yo te digo, Joseíto: de verdaíta no sé. 

Pa' los favores, santico,
velas te van a prendé;
pero después del milagro
¡empolvao' te veré! 

A este mundo interesao'
yo te lo ruego, José:
no me le hagas más milagros,
pues no te los va a agradecé. 

Pero al final, santo bueno, al final yo nada sé.


lunes, 20 de febrero de 2012

Para el hombre común:




Para el hombre común, el hombre sin nombre que se levanta cada día y hace mover al mundo. Para el hombre común, la mujer común, la persona común que lucha, siente, llora y, más que cualquier otra cosa, trabaja, trabaja y trabaja. Para el hombre común, el que muere y no recibe homenaje. El que vive y a nadie le importa. Para el hombre común, el de la voz que nadie escucha, el que quizá teme hablar. Para el hombre común. Para él. Para ella. Para todos nosotros.